Escuche un infernal sonido que provenía del despertador. Me
obligue a salir de la cama pues mi vuelo salía temprano.
-¿ya estas lista?- dejo Cath desde fuera de mi habitación.
-estoy lista en cinco- le dije mientras me calzaba las
deportivas y arreglaba mi cabello en una coleta improvisada.
Por ultimo tome mi maleta y mi bolsa de mano, en la que
básicamente llevaba mi celular y cargador.
Salí de hacia la cochera y coloque mi equipaje en el
maletero. Llame a Cath y salimos en dirección a el aeropuerto.
En el viaje nos limitamos a permanecer en silenció, pues a
ambas nos gustaba pasar parte de la mañana meditando o simplemente pensando.
Llegando al aparcamiento del aeropuerto le pedí a Cath que
me abriera la cajuela del coche, a lo cual asintió. Baje mi maleta y me
encamine hacia dentro con Cath junto a mi.
Al parecer para mi suerte el no había llegado. Nos dirigimos
hacia unos asientos, cuando escuche unos pasos detrás nuestro, rogué a dios por
que no fuera el…
-hola- dijo dirigiéndose a nosotras.
Puse una mueca en cuanto escuche su voz, sentí el codazo de
Cath.
-si quieres que esto funcione tienes que hacer un esfuerzo-
me amenazo en un susurro.
Se giro en su dirección y le saludo, luego yo me gire.
-hola- dije con una sonrisa forzada.
-encantado de volver a verte también- dijo con una estúpida
sonrisa sarcástica en la cara.
Sonó un celular, el de Cath para ser más precisos. Esta
atendió hablo por mas o unos dos minutos luego colgó y empezó a teclear.
-bueno, yo me despido chicos- dijo mientras terminaba de
teclear su mensaje, luego se fue.
Nos estuvimos sentados en el lugar de las sillas, no
estuvimos ni dos minutos cundo una voz hablo pidiendo que abordáramos nuestro
vuelo.
-¿vienes?- dijo Ian sacándome de mis pensamientos.
Entonces me pare y caminamos hacia nuestro avión para
abordarlo.
En el avión, me senté junto a la ventana con Ian a mi lado,
¿Por qué los asientos contiguos tienen que estar juntos?, no conocerán el
concepto “espacio personal”.
-me estas asustando- al parecer se dirigía a mi.
-¿lo haces muy seguido?- me pregunto.
-¿hacer el que?- pregunte confundida.
-quedarte mirando un punto fijo sin mover la mirada ni
parpadear- me respondió enarcando una ceja.
-¿tal vez?- dije con un encogimiento de hombros restándole
importancia.
Y ahí termino nuestra “charla” a decir verdad era bastante
fácil estar junto a el cuando este estaba en su celular mientras yo leía un
libro que se había colado en mi bolsa de mano.
(…)
Olía tan bien y se sentía tan cómodo, estaba consiente que
seguía en el avión pero, ¿Cuándo había agarrado una almohada?
Abrí los ojos de golpe. No, no, no, “trágame tierra” rogué,
pues estaba dormida en su hombro y el apoyaba su mentón en mi cabeza. Me
sobresalte y pegue un brinco.
Pronto se escucharon quejidos por parte de ambos, pues había
hecho que nos golpeáramos. Estaba dispuesta a pedirle perdón…
-creo que me babeaste el hombro.
De pronto enrojecí de furia. Maldito.
-¿Por qué tan roja hermosura?- pregunto con una estúpida
sonrisa coqueta.
Imbécil, estúpido, idiota, patán, canalla, maldito y ni
todos esos adjetivos juntos lo describían por completo. Inhale hondo y exhalé
muy, pero muy lentamente en un intento de calmarme.
-solo sierra la boca- le dije muy lentamente con los dientes
apretados, a lo que el respondió con una estúpida sonrisa muy propia de el,
esto ultimo solo empeoro mi enojo, así que seguí luchando y reprimiendo las
ganas de echarle a patadas. Me concentre en mis
respiraciones y después de un rato logre tranquilizarme.
Pronto una azafata se nos acercó contoneándose a mas no
poder, mientras pestañeaba como si tuviera una basura en el ojo y enredaba un
mechón de su oxigenado cabello en su dedo índice. Oh por dios, mierda si no le
estaba coqueteando descaradamente a Ian. Puse cara de asco al observar aquella
escena y vi como Ian le seguía el juego guiñándole un ojo y mirándole con un
aire de arrogancia.
-mi nombre en Mía y estoy a su disposición- dijo
inquisitivamente con voz chillona.
Se alejo
contoneándose de la misma manera que había hecho anteriormente al aproximarse
hacia aquí.
-¿enserió?
-¿Qué?
-estabas coqueteando con la azafata.
-oh, mi vida, es que acaso ¿te haz puesto celosa?
Reí sin humor. ¿Pero que mosca le picó? “mi vida,
hermosura”, en que libro de poesía barata lo había leído. Espera un momento,
siquiera ¿sabia leer?
-créeme, estuve todo lo que tu quieras menos celosa.
El resto del viaje transcurrió normal, con una que otra
visita de la azafata para insinuarle a Ian, hasta que el avión al fin aterrizó.
Salimos del aeropuerto y tomamos un taxi a “casa”, aun en
mis pensamientos se me dificultaba volver a llamar a aquel lugar “casa”.
El taxi nos dejo justamente afuera, le pagamos, sacamos el
equipaje y fuimos hacia la puerta. En ese momento las manos me comenzaron a
sudar y temblar. Después de tanto tiempo estaba frente a la puerta que me
separaba de mi pasado y tenia que afrontarlo, pero mi alma se quería seguir
aferrando al presente, mientras yo era muy consiente de que no había vuelta
atrás, esta vez no tenia salida, empecé a hiperventilar, aun antes de poder
subir ningún escalón de la escalinata.
-¿te encuentras bien?- pregunto Ian ¿preocupado?
Genial. A mi ataque de pánico había que agregarle el
teatrito que queríamos armar con Ian, esto era pura mierda.
-si- mentí, mientras respiraba profundamente para tranquilizarme.
-¿entonces?- pregunto sin tragarse mi respuesta.
-es que, hace mucho que no los veo y… no se, se siente raro-
le dije.
-entonces, supongo que estarán muy felices de verte, no
tienes de que preocuparte- dijo con seguridad mirándome directamente a os ojos
y debo admitir que es ayudo a que me tranquilizara.
Subí la escalinata decidida a tocar la puerta.
-debo admitir que e lo mas inteligente que te he oído decir-
le dije con gratitud a espaldas de la puerta.
-para servirte- dijo con voz seductora guiñándome un ojo.
-retiro lo dicho, en verdad eres un idiota- me corregí.
-es parte de mi encanto- dijo riendo.
Me reí sin humor. Me gire hacia la puerta y toque tres veces
con mi mano en puño sintiendo y escuchando el sonido de la fría puerta blanca
de madera.
Sentí mi corazón
salir del pecho cuando se escucho el sonido de como giraban desde dentro la
perilla dorada de la puerta, el crujido de la vieja puerta al abrirse puso de
punta el vello de mi nuca y las voces que venían desde dentro me hicieron dar
un inevitablemente un respingo, sentí la mano de Ian en mi hombro en un intento
de brindarme apoyo que en verdad ocupaba, ya se lo agradecería luego que
estuviera mas tranquila.
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POR UN ERROR NO SE PUDO SUBIR EL CAP 3 YA LO HICE Y DE PASO DEJE EL 4
POR UN ERROR NO SE PUDO SUBIR EL CAP 3 YA LO HICE Y DE PASO DEJE EL 4
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